Mascotas & Mudanzas

Las mudanzas son situaciones que generan mucho estrés, no sólo en los encargados de seleccionar, embalar y guardar todo, sino también en nuestras mascotas.

Las mudanzas son situaciones que generan mucho estrés, no sólo en los encargados de seleccionar, embalar y guardar todo, sino también en nuestras mascotas.
Los gatos, al ser animales muy territoriales, son particularmente sensibles a los cambios en su entorno por lo cual, cualquier modificación en el lugar donde viven, se traduce en nerviosismo y miedo. Los perros, principalmente los más añosos o aquellos que tienen dificultad en la audición o en la visión, atraviesan estas situaciones con mucha ansiedad.

En general las mascotas suelen esconderse, están más irritables, dejan de comer o comen poco, cambian su comportamiento, se enferman y algunas tienen “instinto de fuga”, al sentir que invaden su casa o bien al llegar al nuevo lugar, simplemente por no sentirlo como propio.

Sin embargo, existen ciertas prácticas para aminorar los efectos negativos de las mudanzas en nuestras mascotas.

En relación a los gatos, es importante destinar un espacio de la casa (la que vamos a dejar y la nueva) en donde puedan refugiarse mientras guardamos cosas, entramos y salimos y que, a la vez, cuente con todo lo que nuestro felino pueda necesitar. Tener un bunker seguro (a veces una simple caja de cartón, ¡les encantan!), con su bebedero, comedero, rascador y la bandeja sanitaria cerca, le permitirá sentirse a salvo en medio del caos. De inmediato, debemos asegurar ventanas y balcones para prevenir que pueda saltar de ellos. Los días siguientes, es importante estimular su apetito con aquello que sabemos le gusta más, controlar que moje las piedritas sanitarias y estar atentos a cualquier cambio de comportamiento. Además, dejarlo explorar los diferentes ambientes de la casa y despertar -a través del juego- al “cazador” que todo felino lleva dentro, lo ayudará a convencerse de que es dueño y señor del nuevo territorio.

Por su parte los perros, a consecuencia de la ansiedad, suelen buscar la forma de escapar. Por ello, es conveniente visitar juntos la nueva casa, días previos a la mudanza, a fin de que se vaya familiarizando y el arribo a la misma no resulte tan extraño. Durante la mudanza, respetar el lugar que “eligió” para echarse si está asustado y si lo vemos muy inquieto extremar los cuidados para prevenir que escape. Una vez instalados, es fundamental respetar aquellas rutinas relacionadas a las comidas, los paseos y juegos. Con el correr de los días, tratar de acompañar a nuestro perro el mayor tiempo posible ya que eso, junto con las actividades que le permitan canalizar su ansiedad (caminatas, buscar la pelota, etc.), le ayudarán a sentir que su “manada”, es decir su familia humana, está finalmente segura.